No nos cansamos de repetir lo importante de incentivar el hábito de la lectura en los más pequeños. De hecho son muchos los padres que acuden a mí buscando consejo sobre las mejores prácticas para conseguirlo, sobre todo en aquellos casos en los que el niño, después de aprender a leer, no parece mostrarse particularmente atraído hacia la lectura de manera natural.
Es importante entender que la propensión del niño a leer es el resultado de la combinación de diversos factores (su grado de desarrollo y madurez, su personalidad y curiosidad innata, hábitos familiares, entorno educativo, etc.) y que no hay una receta mágica para conseguir que al niño le guste leer de un día para otro.
Pero es todavía más importante saber que con un mínimo esfuerzo por nuestra parte podemos hacer mucho por estimular en el niño la afición por la lectura. En su momento ya comentamos en diversas ocasiones (en este artículo por ejemplo, o en este otro) distintas técnicas para facilitar el acercamiento del niño a la lectura, incidiendo siempre en un aspecto clave: la perseverancia. Con un poco de constancia podemos conseguir fácilmente que el niño adquiera el hábito de leer. 66 días. Poco más de dos meses, es todo lo que nos llevará.