Más libros y menos pantallas

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Muy, muy interesante la lectura de Más libros y menos pantallas, el nuevo ensayo de Michel Desmurget, en el que proporciona una mirada profunda y crítica hacia los efectos de la digitalización en nuestra capacidad cognitiva y la potencial solución que reside en la práctica de la lectura, especialmente de libros en papel.

Michel Desmurget, un reconocido neurocientífico y director de investigación en el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia, articula una narrativa preocupante sobre cómo la omnipresencia de las pantallas y dispositivos digitales está mermando nuestras habilidades intelectuales, emocionales y sociales. Su ensayo, «La fábrica de cretinos digitales», no solo alcanzó un éxito de ventas sino que también puso en relieve los riesgos cognitivos asociados con el consumo excesivo de medios digitales.

Desmurget argumenta que desde edades tempranas, los niños en Occidente están expuestos a las pantallas durante un tiempo que supera con creces el dedicado a la educación formal, equivalente a 30 años escolares. Este fenómeno, según diversos estudios, tiene un impacto devastador en múltiples facetas de la inteligencia, incluyendo la memoria, el lenguaje y la capacidad de razonamiento. De hecho, algunos expertos, como Mark Bauerlein de la Universidad Emory, consideran que nos encontramos ante la generación más estúpida de la historia debido a este declive cognitivo.

En su seguimiento, Desmurget propone una solución aparentemente sencilla pero poderosa: la lectura. En su nuevo trabajo, «Más libros y menos pantallas», explora cómo la lectura no solo beneficia el desarrollo intelectual de los niños, sino también su crecimiento emocional y social. La lectura, sostiene, es una herramienta fundamental para mejorar nuestras capacidades académicas y para enriquecer nuestra existencia en general.

Más libros y menos pantallas
Más libros y menos pantallas, el nuevo ensayo de Michel Desmurget

Contrariamente a la percepción de que se lee mucho en la era digital, Desmurget afirma que el tiempo dedicado a la lectura en internet es insignificante, constituyendo solo un 2-3% del tiempo frente a pantallas. La importancia de la lectura radica en su capacidad para enriquecer el lenguaje y transmitir conocimientos de manera más efectiva que el lenguaje hablado. Libros de ficción, en particular, ofrecen un léxico y gramática más ricos y complejos, esenciales para el desarrollo emocional y cognitivo.

Desmurget también aborda la eficacia relativa de leer novelas gráficas y cómics frente a libros tradicionales, destacando que, aunque estos pueden fomentar la imaginación, su aporte al lenguaje y la lectura es limitado en comparación con los libros convencionales. Además, señala que el cerebro humano, a pesar de no estar naturalmente predispuesto para la lectura, ha evolucionado para adaptarse a esta compleja actividad, subrayando la importancia de desarrollar habilidades de lectura eficientes a lo largo del tiempo.

La preocupación de Desmurget se extiende más allá de las capacidades individuales, tocando las repercusiones de una disminución en la lectura sobre la sociedad en general. Cita informes como el PISA (del que hablamos recientemente) para ilustrar la alarmante disminución en la comprensión lectora y las habilidades académicas entre los jóvenes, un fenómeno que no solo afecta a los individuos sino también al crecimiento económico y la democracia de los países. La disminución de la lectura, argumenta, nos hace más susceptibles a la manipulación y debilita nuestra capacidad para entender y pensar críticamente sobre el mundo que nos rodea.

En conclusión, Desmurget enfatiza la urgencia de revertir la tendencia hacia la digitalización excesiva a favor de fomentar la lectura. Pero no solo presenta un diagnóstico sombrío de la situación actual sino que también ofrece una vía de esperanza a través de la lectura, un remedio sencillo pero profundamente efectivo para combatir la creciente ola de «cretinos digitales». Al promover la lectura, especialmente entre los jóvenes, podemos aspirar a una sociedad más informada, inteligente y emocionalmente rica, capaz de enfrentar los desafíos del futuro con una base sólida de conocimiento y comprensión.

Os lo vengo diciendo desde hace mucho tiempo 😉​

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