Comprensión lectora: ¿tu hijo entiende lo que lee?

Dependiendo del país, entre el 10% y el 50% de los alumnos de primaria presentan un nivel de rendimiento bajo o muy bajo en comprensión lectora (tasa que es de un 10% en el caso de Finlandia, de un 20% en España, o hasta de un 39% en el caso de los alumnos de Chile, por ejemplo) . No lo digo yo, así lo recoge el reconocido Estudio del Progreso Internacional en competencia Lectora (PIRLS), que cada cinco años evalúa la comprensión en diversos países alrededor del mundo desde 2001. La población objetivo está representada por estudiantes matriculados que tienen en promedio cuatro años de escolaridad, es decir, niños de 9 o 10 años de edad. Aquellos interesados, pueden encontrar más información sobre el estudio PIRLS en su página web y en esta página del Ministerio de Educación y Formación Profesional de España el informe de resultados de la última edición (2016).

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Cómo mejorar la comprensión lectora en niños

Cómo mejorar la comprensión lectora del niño

Leer un texto implica comprender su significado. La simple descodificación del texto, por la cual identificamos desde las unidades lingüísticas más simples (letras, sílabas) a las más complejas (palabras, frases), no es suficiente. La comprensión lectora  requiere construir el sentido más allá de las palabras y ello no es fácil. De hecho, comprender un texto escrito es uno de los procesos neurológicos más complejos que existen y uno de los grandes retos a los que se enfrenta el niño a la hora de aprender a leer.

Es muy común, en las primeras etapas de aprendizaje de la lectura, que el niño sea capaz aparentemente de leer con relativa soltura textos de relativa extensión pero que al ser preguntado sobre el sentido de lo leído el niño no sea capaz de responder apropiadamente. El proceso mecánico del reconocimiento y descodificación del texto es un primer paso imprescindible pero que debe ser complementado con el desarrollo de habilidades propias de comprensión lectora que permitan al niño entender lo que está leyendo. Sólo entonces podremos decir que el niño sabe leer.

Diversos elementos pueden facilitar (o dificultar) la comprensión de la lectura del niño: desde el tipo o tamaño de la letra, el tipo de texto o la complejidad del vocabulario y estilo empleado. Pero, en líneas generales, estos factores externos son menos relevantes que la propia capacidad y habilidad del niño para prestar atención al significado del texto.

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